viernes, 27 de febrero de 2009

28 de Febrero ORACIÓN DEL DIA MUNDIAL DEL LAICO DE VICENTA MARIA

FELICIDADES A TODOS LOS MOLAVIM DEL MUNDO
Nos unimos en este día tan Especial para conmemorar el 140 aniversario de la muerte del tío de Sta. Vicenta Maria.
ÉL es el iniciador de la Obra, junto a su hermana Dña. Eulalia.
D. Manuel Maria se sintió invitado y enviado por Jesús a participar en la misión de la jóvenes necesitadas con una respuesta generosa.
Sea ÉL, nuestro fiel reflejo para seguir colaborando allá donde cada uno estemos...


INTRODUCCION

El 2 de Marzo de 2009 se cumplen 140 años de la
muerte de Don Manuel María. Hoy los LAICOS de
VICENTA MARIA, en esta celebración del día del
LAICO, queremos recordarle como ejemplo de vida laical
comprometida.

Don Manuel María, abogado de profesión, desde
joven, ya en Madrid aprende de su tío Juan Vicente, el
arte de aunar la fe y la caridad cristiana, aprende a “ser
de todos menos suyo” y a servir a los pobres siendo
irrenunciablemente “padre de huérfanos”, “agente de
pobres” y apoyo de desvalidos.

Don Manuel María junto con su hermana Doña María
Eulalia en un retiro de la Congregación de la Doctrina
Cristiana, se sienten interpelados a hacer algo ante la
nueva necesidad que la mujer joven siente en la sociedad
tan hostil que vive en esos momentos. En su interior,
Jesús les suscita a dar una respuesta ante la necesidad
que se les plantea. Les invita y envía a participar en una
misión cuya respuesta será generosa. Descubren la
llamada y el envío a hacer algo, su respuesta será la
ayuda a mujeres a conquistar su lugar e identidad en la
sociedad y además que se reconozcan hijas de Dios. Con
su hermana María Eulalia dan comienzo a una obra de
vanguardia en aquel momento y que sigue estando de viva
actualidad.

SALMO

Gracias, Señor, por tu paso por mi vida.
Gracias por poner tu huella
en cada uno de mis pasos.
Bajaste a mi vida y te hiciste
historia, conmigo.
Has grabado en mi alma
la libertad de hijo y el calor de hermano.


Tu misericordia hace resplandecer
hasta mi más oscuro pasado.
Eres el Rostro amigo y cercano.
Aliento para mi cansancio,
fuerza para mi debilidad.


Mi Dios celoso, mi Dios sencillo,
mi Dios hecho abrazo.
¡Gracias por tu paso!


CANTO DE DESPEDIDA (Te seguiré Señor por los
caminos del mundo…..) Letra y música de Antonio
Alcalde.

PETICIONES

Santa Vicenta María, haz llegar a nuestro
Movimiento personas que sean capaces de transmitir la
ilusión, la entrega, la ayuda y la disposición tan
necesarios para seguir avanzando en nuestro
caminar……roguemos al Señor.

Así como Don Manuel María supo oír la llamada del
Señor y entregó todo tu ser para llenar de paz y amor a
los niños, jóvenes y adultos, escucha nuestras peticiones
para poder seguir los MOLAVIM el camino que con tanta
ilusión hemos emprendido…roguemos al Señor.

Doña María Eulalia junto con Manuel María, supieron
ofrecer un hogar cristiano a Santa Vicenta María, dónde
forjara su carácter, y fuera la mujer fuerte, dónde el
Señor quiso que fuera ella la seguidora de vuestra obra,
haz que los hogares sigan siendo fermento de
valores...roguemos al Señor.

Señor, atiende estas peticiones y nuestras
oraciones que te hacemos los Molavim, para poder seguir
siempre adelante en el camino emprendido y que la
Virgen Inmaculada y Santa Vicenta María nos guíen.
AMÉN


Don Manuel María fue un hombre que quiso y vivió
pobre y humilde y que durante toda su vida supo aunar la
fe y la caridad cristiana. Estuvo abierto a qué es lo que
el Señor quería. Su relación con Jesús era tan intensa
que ésta se encontraba en primer lugar.

En los últimos años de su vida se empeño a fondo en
conseguir el reconocimiento civil del Asilo de Sirvientas,
resultado de esa primera inspiración de la obra que los
hermanos Vicuña hicieron germinar con tanto sacrificio y
en la que consumieron todas sus fuerzas.

Don Manuel María, el hombre que quiso y vivió pobre
y humilde, el hombre de la sombra, “el Padre de los
Pobres”, muere el 2 de Marzo de 1869. En su testamento
Don Manuel María prohibía cualquier ostentación
mundana y pedía, además, ser enterrado entre los más
pobres y sin ninguna distinción.

Don Manuel María se sintió invitado y enviado por
Jesús a participar en la misión con una respuesta
generosa. De igual manera cada uno de nosotros sintamos
la llamada que viene de Jesús y desde dentro, nos suscite
a dar una respuesta a la necesidad del momento.

CANTO

En otros tiempos, Dios invitó a CAMINAR a unos
hombres. Hombres que se llamaban Abraham, Samuel,
Jeremías... y otros más. Dios les llamó y les mostró el
CAMINO.

Te invitamos a que nos a acompañes a recorrer este

CAMINO de la VOCACION

LECTURA BIBLICA (1 Sam 3, 1-19)

El joven Samuel servía al Señor en la presencia de
Elí. La palabra del Señor era rara en aquellos días, y la
visión no era frecuente. Un día, Elí estaba acostado en su
habitación. Sus ojos comenzaban a debilitarse y no podía
ver. La lámpara de Dios aún no se había apagado, y
Samuel estaba acostado en el Templo del Señor, donde
se encontraba el Arca de Dios.

El Señor llamó a Samuel, y él respondió: «Aquí
estoy». Samuel fue corriendo adonde estaba Elí y le dijo:
«Aquí estoy, porque me has llamado». Pero Elí le dijo:
«Yo no te llamé; vuelve a acostarte». Y él se fue a
acostar. El Señor llamó a Samuel una vez más. El se
levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy,
porque me has llamado». Elí le respondió: «Yo no te llamé,
hijo mío; vuelve a acostarte». Samuel aún no conocía al
Señor, y la palabra del Señor todavía no le había sido
revelada. El Señor llamó a Samuel por tercera vez. El se


y me siento impotente para artarlos,
mientras en mis espaldas pesa el mundo entero
con toda su carga de miserias y pecado,
yo te vuelvo a decir mi sí,
no en una explosión de entusiasmo,
sino lenta, lúcida, humildemente,
Solo, Señor, ante TI.

SALMO

Necesito tus manos para seguir bendiciendo,
necesito tus labios para seguir hablando,
necesito tu cuerpo para seguir sufriendo,
necesito tu corazón para seguir amando,
te necesito para seguir salvando.


Heme aquí, Señor.
he aquí, Señor
he aquí mi cuerpo,
he aquí mi corazón,
he aquí mi alma.


Dame el ser lo bastante grande para abarcar el mundo,
lo bastante fuerte para poder llevarlo a hombros,
lo bastante duro para poder abrazarlo,
sin intentar guardármelo.


Concédeme el ser tierra de encuentro,
pero sólo tierra de paso,
camino que no conduzca a sí mismo,
sin adornos humanos, sino que lleve a ti.


Señor, en esta tarde,
mientras todo se calla y mi corazón siente
la amarga mordedura de la soledad,
mientras mi cuerpo aúlla
largamente su hambre oscura
mientras los hombres me devoran el alma


levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy,
porque me has llamado». Entonces Elí comprendió que era
el Señor el que llamaba al joven, y dijo a Samuel: «Ve a
acostarte, y si alguien te llama, tú dirás: Habla, Señor,
porque tu servidor escucha». Y Samuel fue a acostarse
en su sitio. Entonces vino el Señor, se detuvo, y llamó
como las otras veces: «¡Samuel, Samuel!». El respondió:
«Habla, porque tu servidor escucha». El Señor dijo a
Samuel: «Mira, voy a hacer una cosa en Israel, que a
todo el que la oiga le zumbarán los oídos.

Aquel día, realizaré contra Elí todo lo que dije
acerca de su casa, desde el comienzo hasta el fin. Yo le
anuncio que condeno a su casa para siempre a causa de su
iniquidad, porque él sabía que sus hijos maldecían a Dios,
y no los reprendió. Por eso, juro a la casa de Elí: jamás
será expiada la falta de su casa, ni con sacrificios ni con
oblaciones». Samuel se quedó acostado hasta la mañana.
Después abrió las puertas de la Casa del Señor, pero no
se atrevía a contar la visión a Elí. Entonces Elí lo llamó y
le dijo: «Samuel, hijo mío». «Aquí estoy», respondió él.
Elí preguntó: «¿Qué es lo que te ha dicho? Por favor, no
me ocultes nada. Que Dios te castigue, si me ocultas algo
de lo que él te dijo». Samuel le contó todo, sin ocultarte
nada. Elí exclamó: «El es el Señor; que haga lo que mejor
le parezca». Samuel creció; el Señor estaba con él, y no
dejó que cayera por tierra ninguna de sus palabras.


REFLEXIÓN (Personal, rato de silencio…y compartir
con los demás)

Está claro que algo misterioso inesperado, le está
ocurriendo. Siente que estas palabras van dirigidas a él
y, aunque sienta miedo y se dan cuenta de lo poco que
vale, se hace cargo también de lo mucho que hay que
hacer y de su responsabilidad. Siente una fuerza
irresistible que le impulsa a dejarlo TODO y A
PONERSE EN CAMINO.

Uno de los más grandes retos en la vida es
descubrir nuestra vocación, ya que de ello depende
nuestra felicidad, nuestra realización personal. Nadie
puede ser feliz siendo y haciendo lo que nunca debió
haber sido y hecho, vale la pena pues detenerte a
reflexionar. Recordando que Aquél que tanto te ama, que
te conoce más que tú mismo, que ha creado un proyecto
de vida para ti, que te llevará a la realización personal y a
generar el bien de todos los que te rodean quiere
revelarlo a tu corazón.

La Vocación no es sólo lo que tú quieres ser y hacer,
es ante todo lo que Dios quiere que tú seas y hagas; no es
algo que tú inventas, es algo que encuentras; no es el
proyecto que tú tienes sobre ti mismo, es el proyecto
que Dios tiene sobre ti y que tú debes realizar.


Don Manuel María es un modelo a seguir de cómo
entendió la invitación de Jesús, a estar abierto a lo que
el Señor quería.


REFLEXIÓN (sobre la vocación)

Para responder a la llamada de Jesús e incluso
seguirle en la
vida cotidiana, hay que estar desprendido de muchas
cosas, porque seguir a Jesús es dar un paso en el vacío;
ofrecerle la mano sabiendo que no sé adónde me llevará;
dejar a un lado las seguridades humanas y poner mi
seguridad en Dios.

Sólo quien confía a ciegas en el proyecto de Dios sin
pensar qué será de su futuro, está preparado para dar el
gran paso. Don Manuel María de ello estaba seguro
porque su relación con Dios estaba en primer lugar.

En este sentido, al igual que los discípulos nos dan
ejemplo con su vida, un ejemplo más cercano lo
encontramos en Don Manuel María. Ellos no piden
explicaciones a Jesús; no le preguntan el porqué de esa
elección y para qué; no se preocupan por dejar lo que
estaban haciendo para seguirle; ni siquiera piensan en el
futuro que les espera o en el pasado que dejan. En ellos
no hay ni palabras ni dudas. Sólo hay una respuesta, un
hecho, una actitud: escuchan la llamada de Jesús y, al
momento, lo abandonan todo por seguirle. En seguida y
sin dudarlo un instante.


Salmo del hombre abierto a la voluntad de Dios

Hoy, Señor, me presento ante ti
con todo lo que soy y lo que tengo.
Acudo a ti como persona sedienta, necesitada..
porque sé que en ti encontraré respuesta.
Siento que no puedo vivir con la duda todo el tiempo
y que se acerca el momento de tomar una decisión.


Deseo ponerme ante ti con un corazón abierto como el de
María,
con los ojos fijos en ti esperando que me dirijas tu
Palabra.
Deseo ponerme ante ti como Abraham,
con el corazón lleno de tu esperanza,
poniendo mi vida en tus manos.
Deseo ponerme ante ti como Samuel,
con los oídos y el corazón dispuestos a escuchar tu
voluntad.


Aquí me tienes, Señor,
con un deseo profundo de conocer tus designios.
Quisiera tener la seguridad
de saber lo que me pides en este momento;
quisiera que me hablases claramente, como a Samuel.
Muchas veces vivo en la eterna duda.
Vivo entre dos fuerzas opuestas que me provocan
indecisión
y en medio de todo no acabo de ver claro.



Sácame, Señor, de esta confusión en que vivo.
Quiero saber con certeza el camino que tengo que seguir.
Quiero entrar dentro de mí mismo
y encontrar la fuerza suficiente
para darte una respuesta sin excusas, sin pretextos.
Quiero perder tantos miedos
que me impiden ver claro
el proyecto de vida que puedas tener sobre mí.


¿Qué quieres de mí, Señor? ¡Respóndeme!
¿Quieres que sea un discípulo tuyo
para anunciarte en medio de este mundo?
Señor, ¿qué esperas de mí? ¿por qué yo y no otro?
¿Cómo tener la seguridad de que es este mi camino y no
otro?


En medio de este enjambre de dudas
quiero que sepas, Señor, que haré lo que me pidas.
Si me quieres para anunciar tu Reino, cuenta conmigo,
Señor.
Si necesitas mi colaboración
para llevar a todas las personas con las que me encuentre
hacia ti,
cuenta conmigo, Señor.


Si me llamas a ser testigo tuyo en medio de los hombres,
cuenta conmigo, Señor.
Y si estás con deseos de dirigir tu Palabra a mi oídos y
a
mi corazón,
habla, Señor, que tu siervo escucha.


CANTO

LECTURA BIBLICA (Mc 2,13-14)

Salió de nuevo por la orilla del mar, toda la gente
acudía a él, y él les enseñaba.

Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el
despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme». Él se
levantó y le siguió.

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